martes, 16 de junio de 2020

El Círculo

6 de abril

Me desperté bruscamente, agitado y jadeante. Mi pecho subía y bajaba a un ritmo acelerado. No cabía duda de que había sufrido una de las peores pesadillas de mi vida. Me esforcé por recordar lo soñado, pero lo único que me quedaba en la mente eran los despojos del pánico que me había causado y que ahora me tenían sentado sobre el colchón, cubierto por un sudor frío y temblando de miedo.

He perdido la cuenta de los días en que se repite este fenómeno. No importa el momento, cada vez que cierro los ojos y caigo en las garras del sueño, aquello se repite como una película. Se ha convertido en una tortura que me arroja directamente a una espiral de insomnio. Por otra parte, sigo con la maldita manía de mirar al otro lado de la cama. No sé qué espero encontrar.

7 de abril

He salido, como cada mañana, a correr por la montaña. Me había dejado las llaves, pero no volví, de todas formas, ¿quién desearía subir a este lugar? Por suerte, ya no tendré que bajar al pueblo para hacer la compra hasta la semana que viene. No me gusta la gente, me incomoda que me observen.

Bordeé la cabaña para tomar el sendero de atrás. Algo llamó mi atención en el terreno. Había algo blanco, como un dibujo sobre la tierra, a escasos metros de la parte posterior de la casa. Me acerqué y comprobé que se trataba de un círculo grande, de, más o menos, un metro de diámetro. Me agaché y palpé el material con el que lo habían trazado. ¿Era sal? ¿Quién había podido subir hasta ahí durante la noche y dibujar algo así? Decidí no pensar demasiado y comencé mi jornada de footing.

8 de abril

Cuando salí esta mañana, el círculo seguía ahí y estaba más blanco que el día anterior. Alguien lo había remarcado echando encima más sal. De nuevo me pregunto quién se dedica a subir la montaña y hacer eso. Seguramente alguien del pueblo pretende reírse de mí. No entiendo qué tienen en mi contra. Creo que no les agrado, a pesar de que apenas hablo cuando bajo a comprar. Me he cabreado y he borrado el círculo con los pies. He estado corriendo durante más de dos horas.

9 de abril

He llamado a la policía. El círculo vuelve a estar ahí. Me han asegurado que preguntarán en el pueblo hasta dar con el responsable. No me dejan en paz.

11 de abril

Ayer no pude escribir porque estuve todo el día pensando. Ocurrió algo durante la mañana que me resultó bastante curioso y a lo que no encuentro explicación. Salí a tender la ropa y escuché un golpe en la parte de atrás. En un primer momento, pensé que sería un animal. Giré la esquina de la cabaña y vi algo muy raro. De nuevo, ahí estaba el círculo, pero había algo en su interior. No puedo asegurar lo que vi, porque era una forma difusa, como una especie de bruma que parecía mecerse con el viento. Se esfumó enseguida, no me dio tiempo a tomar una foto con mi móvil.

12 de abril

La policía ha llamado esta tarde para decirme que no hay nadie en el pueblo que sepa nada de mi caso. El círculo sigue apareciendo cada mañana, así que hay alguien que sube hasta aquí para repasarlo. Nadie quiere ayudarme. Creo que hasta la policía se está burlando de mí.

13 de abril

¡Ya les he pillado! De madrugada me asomé por la ventana del pasillo a fumarme un cigarro, pues de nuevo me había despertado una de esas horribles pesadillas. Le vi acercarse sigilosamente. Se trataba de una figura fina y encapuchada. Esperé en silencio y vi cómo sacaba un pequeño saco del bolsillo del que tomaba la sal. Le dejé completar su propósito y cuando repasó el círculo entero y se disponía a marcharse, le grité desde mi posición en la segunda planta. Miró hacia donde estaba y echó a correr. No me dio tiempo a cogerle, pero al menos ya he comprobado que no estoy loco y que la mano del hombre se haya tras este fenómeno.

14 de abril

La persona que subía, no volvió anoche. Sabe que le estoy esperando y posiblemente se haya asustado. Estuve toda la noche ahí y no me retiré hasta el amanecer. Me fumé un paquete entero de tabaco mientras hacía guardia.

15 de abril

Hoy, mientras preparaba la comida, me ha ocurrido algo muy inquietante. Escuché tres golpes a mis espaldas, como si alguien tocase la puerta de entrada. Salí a abrir, pero no había nadie. Miré en todas direcciones, pero no vi nada. Pensé que me lo había imaginado y volví a la cocina. Entonces un fuerte ruido me sobresaltó. Provenía de la entrada. Corrí hasta allí. La puerta estaba abierta y había sido empujada con tanta braveza que se había roto el cristal de su centro. El pomo había hecho un agujero bastante profundo en la pared al golpearse. No había viento y fuera tampoco había nadie. Quien fuera se había escondido. Grité y rodeé la cabaña buscando al responsable. Estaba furioso. ¿Esto les parece una broma?

16 de abril

Esta noche, el gracioso que me reventó la puerta se ha dedicado a cantar bajo mi ventana. O más bien, debo decir “graciosa”, pues era una mujer quien cantaba. Me levanté y cogí la escopeta que guardo bajo la cama. Le grité que parase y que estaba armado. Cuando me asomé a la ventana, ya se había marchado. He vuelto a llamar a la policía.

17 de abril

Creo que me voy a volver loco. Esta mañana me he encontrado todo el suelo del baño cubierto de arañazos. No puedo creerme que esa mujer haya estado dentro de mi casa. La policía no me da soluciones. Aseguran haber peinado la zona y no haber visto nada raro. ¡Menudos incompetentes!

18 de abril

La esperé. Anoche me senté en la puerta de la cabaña a hacer guardia. Pero tuvo que entrar por una ventana de atrás, puesto que escuché un porrazo en la cocina. Entré como alma que lleva el diablo, escopeta en mano. Cuando me asomé a la cocina, enmudecí de espanto. Esperaba encontrarme una persona y, en cambio, era una bruma. Algo semejante a lo que vi dentro del círculo el otro día. Allí estaba, parada frente a mí. Su contorno vacilaba como el humo. Pero ahí estaba, era real. Distinguí dos pequeños puntos brillantes en la parte superior, como si se tratase de sus ojos. A pesar de que carecía de forma definida, me recordaba a alguien. Sin pensarlo, disparé y desapareció.

19 de abril

El insomnio acabará conmigo. Ya no tengo pesadillas, pero cuando consigo conciliar el sueño, algo me despierta. A veces, es un grito; otras, un llanto, un silbido o incluso un pellizco. No puedo más.

22 de abril

La policía me llamó ayer para contarme que habían localizado a una joven que había confesado algo relacionado con mi caso.

Al parecer, se dedicaba a subir a la montaña a altas horas de la noche, junto a otros tres jóvenes, para realizar rituales satánicos. En una de esas ocasiones, subieron con una ouija y decidieron jugar junto a mi casa, alegando haber sido “atraídos” por una energía poderosa que manaba de aquí. Trazaron un círculo de sal en torno a ella para impedir que el “ente” con el que contactaran pudiese entrar en nuestro mundo. Los resultados que obtuvieron fueron terribles, la chica estaba muerta de miedo. Aseguró a la policía que se trataba de un ser emponzoñado por el odio y sediento de venganza, que les amenazó si no le dejaban salir del círculo. La joven, a pesar del pánico, se sentía culpable por haber sido partícipe de su liberación y reunió el coraje para subir todas las noches y reforzar el círculo, por si aquel ente seguía ahí.

Ya no sé qué hacer. Los fenómenos no cesan.

26 de abril

Le he implorado que me perdone. No sé qué más hacer. Quiero que me deje en paz. Estoy perdido. Estoy loco. No me deja. Me acosa. Está en todas partes. Estoy acabado.


El inspector Hernández guardó el diario de la víctima en el archivo. Su autor, Fernando Prieto, de 38 años, se había quitado la vida hacía dos días en la montaña, arrojándose al vacío. Un final merecido para un asesino, pues no le tembló la mano en asesinar a su mujer tan solo un mes antes. El caso de su suicidio llevó a la policía a inspeccionar la casa y sus alrededores tan a fondo que dieron con la tierra removida que ocultaba los restos mutilados de la mujer. Pero el inspector no creía en fantasmas, sino en la culpa, ella fue quien lo mató, ¿o no?

The Chapter Hunter


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