jueves, 18 de junio de 2020

Tiempo


Que no exista el tiempo, siempre percibido como el fantasma que habita en un corazón mecanizado.

Que no exista la impaciencia, pues alberga cualquier atisbo de incertidumbre emponzoñada, arrojada con violencia al corazón, como un dardo a una diana.

Que no exista oscuridad donde puedan apagarse las almas fulgentes, ni luminosidad excesiva capaz de cegar un pensamiento mesurado.

Que solo exista el oído, capaz de escuchar el eco de una canción camuflada entre las sombras más densas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario